El hecho de que dejemos constancia del extraordinario rol desempeñado por las carretas de mulas en la actividad económica de Zamora, y sobre todo en el movimiento comercial a lo largo de un siglo, no significa que neguemos la importante acción que cumplieron los camiones en ese aspecto, negarla sería faltar a verdad histórica. Los carros de mulas tuvieron la suerte de anteceder a los camiones, y llenaron una enorme función en el estado de Zamora, como fue la de servir al logro del reemplazo o sustitución del comercio fluvial con ciudad Bolívar, por las relaciones mercantiles con el centro de la Republica, sin que ello signifique que tal reemplazo fuese oportuno deseable o mejor. No son culpables las carretas de que no se haya hecho lo que debió realizarse, para mantener la vigencia de la navegación fluvial en el país, ni son culpables que hayan desaparecido los intercambios de comercio entre Puerto de Nutrias y San Fernando, Guasdualito, Palmarito o ciudad Bolívar a lo largo de los ríos. Más tarde desaparecerán también los carros tirados por mulas, como medio de transporte, y terminaran por imponerse los vehículos motorizados cuando se construyan verdaderas carreteras modernas, de granzón concreto o asfalto. Lamentablemente el abandono de los ríos ahuyento a los vapores, y hasta los grandes bongos y lanchas desaparecieron. Para finales de Julio de 1928, eran muy pocas las transacciones que se efectuaban Barinas o Barinitas con Puerto de Nutrias, mediante el empleo de la vía fluvial, y las pocas embarcaciones que viajaban desde torunos a dicho puerto, eran “Bongos de construcción primitiva” muy inferiores a los que realizaban esta navegación en el pasado, para ese año solo quedaban en pie los carros de mula, compitiendo ventajosamente con los camiones. (Adaptación de unos párrafos de Virgilio Tosta al finalizar el tomo V de la Historia de Barinas).